Confieso que es mi trabajo frustrado; el estilismo de interiores.
Desde que era pequeña, ya colocaba las cosas para que quedasen bonitas en el taquillón de mi cuarto; la foto de la boda de mi tia (que no sé que coño pintaba ahí) a la derecha, el paño de ganchillo bien centrado, una caja espantohorrorosa de mármol de color salmón en un lateral, un jarroncillo en el que ponía un hierbajo...luego eso sí, me llevaba alguna colleja porque a mi madre le cambiaba también los adornos de la época del mueble del salón.
Qué cosas.
A si que claro, cada vez que me cambio de casa, pues es una fiesta. Y ya van 6 oiga.
Obviamente no cambio todo el mobiliario, pero cuidado la de cambios que hago y es que, querid@s Marantonias y Marantonios míos, yo cambio, cuido, mimo la estética de mi casa como si se tratase de mi propio aspecto.
El estilismo de un hogar es el reflejo de las personas que vivimos en el.
Una persona que lleva mocasines, camisa de raya diplomática y perlas, será más probable que tenga un sofá beige con cojines de toile jouy o de flores, use tonos neutros y tenga muebles teñidos de caoba y que aquella que es modernilla, siga las tendencias con detalles geométricos, azulejos de colores divertidos y cojines con mensaje.
Yo, me declaro sosa. En toda la magnitud de la palabra. Me altera sobremanera los colores de la ensaladilla rusa si no es para comérmela, los objetos pares dan orden sí, pero a mí me proporcionan paz visual aunque sin embargo, una de las máximas en decoración de pequeños objetos, es colocarlos en grupitos de tres.
El caso es, que a nuestra casa hay que cuidarla. Hay que ponerla bonita. Hay que mimarla. Tenemos que entrar y sentir que es como nuestro templo de paz y no una peña después del último día de las fiestas. Vale que a mí me hace a veces más ilusión un cuadro que unos zapatos, pero no nos olvidemos de que los pequeños detalles tienen un poder descomunal y que no hace falta que sean carísimos.
No hay tampoco que volverse loco. Remitámonos a la base. A las cosas fundamentales. Si no sabes qué ponerte para una cena formal con gente del trabajo, para una boda (teniendo en cuenta que en tu armario solo hay zapatillas de deporte y camisetas), para una entrevista...recurre al comodín de los comodines; pantalón de vestir negro y camisa o blusa blanca. Pues en decoración ocurre exactamente lo mismo; más vale pocas cosas (sin caer en el eco) pero sencillas, bien organizadas, que en su cojunto resulten armónicas que no un zafarrancho, llenas de cosas sin sentido apelotonadas y cada una de su padre y de su madre.
Sosiego por favor.
Yo, personalmente me vuelvo loca en varias tiendas de Madrid. Como siempre os digo, hay de todo; cosas carisisisisisimas y cositas muy asequibles.
Becara. Es una tienda absolutamente inspiradora (para mí) e intocable a nivel económico. Digo inspiradora porque cuando entro, fotografío mentalmente sus espacios e intento a veces adaptar los míos a los suyos.
Apia. Es un multiespacio chulo rechulo rechulísimo pequeñito que me tiene frita. Es pasar y oye es como si me lanzasen al cuello una cuerda y tirasen de mí. Tienen muchos objetos de Pomax que es una firma que me encanta. Es íncreible como en un rincón de apenas 4 metros cuadrados TODO puede ser bonito (tienen hasta mis zapatillas Nike grises allí expuestitas en una caja de madera preciosa...¡¡¡¡Antonio!!!!).
Guaimaro. Es mi Christian Bale de la decoración. SIEMPRE salgo con algo. El espacio en sí es maravilloso y el jardín trasero una joya. Si entráis alguna vez cuando empiezan a caer de largo las tardes, encontraréis toooooodas las velas de la tienda encendidas y no querréis salir de allí. Si alguna vez, tenéis que hacer un detallito a alguien o para vosotr@s porque os de la gana, llevaros un skyline de hierro oxidado de Madrid. O su famoso árbol. Detrás, se le ponen unas velitas y la silueta se dimensiona convirtiéndose en una imagen preciosa. (La última foto es de una letra pero el material es el mismo).
Natura. Exactamente el de la calle Velázquez. Tienen cosas ideales y remonas. Las ánforas y los cestos son divinos.
Y, Decolab. Otro lugar maravilloso con detalles muy exclusivos de esos que también te llaman y te llaman y te llaman, hasta zas, te ves en la caja pagando, aunque sea una chuminada.
Bueno y Casa y Campo. Mi mesa del salón es de allí. Cuando entré, y la ví me quedé en "chock". Mi marido me miró y le dijo al señor "por favor, queríamos comprar esa mesa". Así, rotundo y simple. Vale, tienen cosas muy caras (otras no), pero es taaaaaaaaaaaaaaaaan bonito todo...y es que le ponen esos foquitos a todas las cosas y esas luces quesquequequeque...que le voy hacer yo; me vengo abajo.
En fin, a la que ya acabo. Como esta entrada es de "decorismos", os voy a poner unas fotillos que por unas cosas u otras, me encantan. No se trata en sí de una estancia o de un mueble, sino de lo que representa la imagen en conjunto, de la idea que nos puede dar, de la mezcla de elementos o colores, de la belleza de algo tan simple como puede ser una higuera en una maceta.
Y ahora es cuando decís que estoy como un cencerro.O a lo mejor es que yo estoy loca. Que puede ser.
Ahí os las dejo (imágenes de Casa Tres Chic y The Private House Company).
