A continuación, os hago una introducción explicativa del porqué de la leyenda que voy a contaros.
El libro me maravilló por su historia y soy creyente acérrima de esa teoría.
Veréis, en Japón el dedo meñique tiene un significado vinculante; cuando hablan de dos personas mientras levantan el meñique, significa que hay un vínculo entre ambas. En esta cultura, el dedo meñique se relaciona con las promesas de dos personas que están unidas, de esta manera la promesa se considera como vinculante y aquella que rompe ésta, debe cortárselo. Así entre los miembros de la yakuza japonesa (mafia japonesa), el castigo por romper ciertas reglas es cortar parte del dedo.
Llevar un anillo en este dedo posee un significado simbólico pues es el dedo de las relaciones.
Según la quirología (el arte de leer las manos), el dedo meñique es el segundo dedo más importante después del pulgar ya que expresa todas las relaciones emotivas no cubiertas por el anular (el dedo del matrimonio); las relaciones con los demás, las relaciones familiares, y sobre todo las relaciones sexuales porque simbolicamente la arteria ulnar, conecta el corazón con el dedo meñique. Al estar unidos por esa arteria, se comenzó a decir (de aquí el porqué de esta historia), que los hilos rojos del destino unían los meñiques con los corazones, simbolizando la unión por los sentimientos.
Los japones también tienen la creencia que dos personas que están predestinadas a conocerse, se encuentran unidas por un hilo rojo atado a los meñiques.
Y la leyenda dice así:
"Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino, vivía una bruja muy poderosa que tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo rojo que llevaba al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos, ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, la bruja se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse en pie e hizo que el joven emperador se acercara y dijo: "Aquí termina tu hilo", pero al escuchar esto, el emperador enfureció creyendo que era una burla de ésta, empujó a la campesina que aún llevaba a la su pequeña en los brazos y la hizo caer haciendo la se hiciese una gran herida en la frente. El emperador ordenó a sus guardias que detuviesen a la bruja y le cortasen la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda, el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente. Al levantarle el velo, vio por primera vez que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente. Una cicatriz que él mismo había provocado al no ver al destino que había pasado frente a él."
Se sabe que todas las leyendas contienen una verdad oculta y una enseñanza profunda y esta leyenda, puede resultar un poco de novela de Corin Tellado (la escritora de libros que siempre se vendían en el Círculo de Lectores), sin embargo resume las casualidades que el destino nos presenta cuando conocemos a ciertas personas que han formado parte importante de nuestras vidas y cómo llegaron a ella, aparentemente en circunstancias que podríamos calificar de casuales pero que en realidad son causales (causa-efecto).
Y según esta leyenda, ese hilo que nos une nunca se puede romper, se puede alargar hasta el infinito pero es irrompible, básicamente porque se trata de un hilo energético; puedes querer destruirlo mil veces y lo intentarás, pero el recuerdo formado por la energía de las emociones permanece. Los pensamientos se olvidan porque están en constante movimiento y cambio, pero las emociones permanecen como muescas en el alma (o eso dicen).
Y si acaso, ya que la entrada ha sido breve (léase la ironía), Pablo Coelho escribió la siguiente reflexión:
"Dicen que a lo largo de nuestra vida, tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella.
Y dicen, que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y que te impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarás de intentarlo. Te rendirás y buscarás a esa otra persona que acabarás encontrando. Pero les aseguro que no pasarán una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más.
Todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estaban leyendo esto, les ha venido su nombre a la cabeza. Se librarán de él o de ella, dejarán de sufrir, conseguirán encontrar la paz (le sustituirán por la calma), pero les aseguro que no pasará un día en que deseen que estuviera aquí para perturbarlos.
Porque a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias."