viernes, 7 de octubre de 2016

Ni quito ni pongo rey

Hola a tod@s, hoy vengo con la historia que hay detrás de esta frase que habréis oído e incluso usado en muchas ocasiones. 
Habla del deber, de la fidelidad, donde no se juzga si los actos cometidos por una tercera persona son correctos o no. No hay duda; hay que hacer, lo que hay que hacer (siempre cuando hay dinero de por medio).

Y la historia dice así:

Apodado como "El Cruel", Pedro I de Castilla se ganó a pulso dicho apodo que pasó a la historia. Se educó en el odio más absoluto a la amante de su padre y a sus hermanos bastardos y, cuando heredó el trono de Castilla, se frotó las manos y dijo: "que empiecen los juegos".
Metió en chirona a Dña. Leonor (la amante de su padre) y después la asesinaron. No contento con ello, se dedicó a ir cepillándose a todos sus hermanastros pero hubo uno que sobrevivió, Enrique, el cual fue educado bajo la tutela del Conde de Trastámara.
Obviamente no se podían ver ni en pintura y estaban con el machete entre los dientes día tras día. A ninguno de los dos les faltaban apoyos y empezaron a librar batallas por toda Castilla en su carrera por el trono, dando lugar así a la I Guerra Civil Castellana.
Pedro tenía el apoyo de los ingleses, comandados por el "Príncipe Negro" (se llamaba Eduardo y fue el primer Duque de Cornualles y el primer Príncipe de Inglaterra aunque nunca llegó a ser Rey). 
Y Enrique, contaba con el apoyo de los franceses, entre los que se contaba con el no menos famoso Bertrand Du  Guesclin (como curiosidad os cuento que al parecer en los retratos nunca aparecía con una espada porque se le daba fatal con lo cual, él luchaba con un enorme hacha. Comodísimo).
Total, que ya al final tuvieron la de Dios es Cristo en el campo de Montiel y salió ganando Enrique (el bastardo). Y Pedro I, se tuvo que refugiar en el castillo de la localidad y allí quedó sitiado.
Entonces no se le ocurrió otra cosa al lumbrera, que intentar comprar a Bertrand (la mano derecha de Enrique) para que se pasara a su bando y dejar que pudiese marchárse ya que éste era el encargado de vigilar el sitio
Claro, pues el otro le fue con el cuento de la oferta y la demanda de toda la vida: 

- "Oye Quique, que mira lo que me dice este, que me da una pasta si me paso a su bando y dejo que se largue."

Y como Enrique, valoraba mucho a su empleado Bertrand le contestó:

-"Anda anda...tú quédate aquí que estás más guapo" (y debía ser más feo que un cartón meao por lo que cuentan), "pero por si acaso, te voy a pagar lo mismo si consigues traer a mi hermanastro a mi tienda" (la de dormir no la de ultramarinos).

A si que, allá que se encontraron los súper hemanastros volviendo a tener una pelotera tipo Sálvame pero con espadas de por medio. La reyerta la iba ganado Pedro y consiguió ponerse encima de su hermanastro Enrique. Cuando se dispuso a apuñalarlo, Betrand intervino y sujetó de la pata a Pedro haciéndolo girar de tal manera, que el bastardo aprovechó la coyuntura y le dio el estoque mortal.

Total, que el francés Bertrand justificó su jugada diciendo:

"Ni quito ni pongo Rey, yo solo ayudo a mi Señor".

P.D.: Luego yo me imagino, que a su jefe le diría mientras sujetaba el cazo: "Oye Quique, suelta la gallina que es era en lo que habíamos quedado aunque, por salvarte el pescuezo me tienes que dar un 90% en concepto de comisión".
Entonces pasaría lo que pasa siempre; que Quique no apreció a la persona que tenía al lado, le dio a regañadientes la cifra en la que quedasen al principio y aire Maribel que se menea el catre. Y el otro, le daría un gorro y unas gafas y le mandaría a nadar.
De manera que como moraleja, os dejo una grandísima frase robada a mi amiga Carolina A.:

 "Te comen el pan y luego te cagan en el morral".




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